Érase una vez dos hermanas que eran inseparables y muy lindas.
Una se llamaba: Laura y la otra Ines.
Ines bajo la mesa siempre tenía a su amiga la rana, mientras que Laura sobre las ranas le daba mucho asco.
Por eso tenia el cuarto cerrado con llave, y Laura decía a su madre que la tirara a la basura.
Porque ella no tenia mascota y que era muy envidiosa, pero Ines como era responsable dijo que con su dinero le compraría una mascota y a ella le advirtió que la cuidara y que seria muy responsable.
Laura quería una gata muy bonita y le dijo a su hermana Ines que le comprara esa que esa gata era única.
Y aprendió la lección de que la envidia no es buena ni para ella misma ni para ninguna otra persona.
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